Juan Francisco de Villava (ca. 1564-ca. 1622) era natural de Baeza, donde cursó Teología. Aparece documentado como prior de San Marcos en 1587, cargo al que seguirían los de prior en la vecina villa de Jabalquinto y en Cabra (Córdoba). Aunque su nombre está vinculado de forma indisoluble a la literatura emblemática gracias a Empresas espirituales y morales (1613), también se le atribuyen otros escritos. Nicolás Antonio menciona un Discurso de la antigüedad y invención de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de la Peña, mientras que Tomás Tamayo de Vargas recoge en su Junta de libros la noticia de un Discurso apologético contra los agapetos o alumbrados, probablemente coincidente con la tercera parte de sus Empresas. Más allá de estas referencias, son escasos los datos biográficos conservados sobre Villava, lo que explica que gran parte de lo que se conoce de él provenga de su obra impresa.
La editio princeps de las Empresas espirituales y morales apareció en Baeza en 1613. Poco tiempo después, en 1618, se publicó una segunda edición, también en su tierra. Destaca por ser una de las primeras obras del género de la emblemática publicadas en Andalucía. La Biblioteca Histórica de Santa Cruz de la Universidad de Valladolid conserva un ejemplar de la primera edición, lo que otorga a la obra un lugar de especial relevancia.
El volumen, diseñado “para el aumento de su fe y bien de la Christiandad”, está organizado en tres partes: la primera presenta cincuenta Empresas espirituales, mientras que la segunda cuarenta y nueve Empresas morales. Todas ellas están construidas con un lema en latín, generalmente muy conciso, que encabeza una pictura simbólica, a cuyo pie figura un breve epigrama en castellano que desarrolla el motivo, seguido de una explicación en prosa que desvela el sentido moral y espiritual del conjunto. La tercera parte abandona esta estructura para convertirse en un amplio alegato contra “cierto genero de hypocritas que en nuestra España se llaman alumbrados”, es decir, la secta de los Agapetas y alumbrados, movimiento que había encontrado en la Universidad de Baeza uno de sus focos principales. En este discurso, Villava relaciona a los alumbrados con los antiguos agapetas y con las sectas gnósticas, subrayando el carácter herético de sus prácticas.
Empresas espirituales y morales enlaza con la tradición de los emblemas inaugurada por Alciato y cultivada en España por autores como Horozco o Juan de Borja, entre otros. Presenta un claro carácter contrarreformista: los símbolos no buscan entretener al lector culto, sino instruir, edificar y reforzar la ortodoxia católica. El prólogo mismo lo declara: “yo è pretendido poner estos pensamientos, en similes que pueden servir a predicadores, y por eso pongo también los lugares de escriptura donde se pueden aplicar”. La impronta conceptista, visible en los versos y en la condensación de imágenes, la emparenta con la poesía moral y religiosa de su tiempo, como la del también baezano Alonso de Bonilla.
Bibliografía:
Antonio, Nicolás. Biblioteca hispana nueva, o de los escritores españoles que brillaron desde el año MD hasta el de MDCLXXXIV, traducido y coordinado por Miguel Matilla Martínez. Madrid: Fundación Universitaria Española, 1999 [1783].
Pérez Lozano, Manuel. Estudio iconográfico e iconológico del libro “Empresas espirituales y morales” de Juan Francisco de Villava. Córdoba: Universidad de Córdoba, 1992.
Tamayo de Vargas, Tomás. Junta de libros, editado por Belén Álvarez. Fráncfort del Meno: Vervuert, 2007 [1624].
Isabel Escalera Fernández




 
	