
Junto con el ídolo de Nabucodonosor, el ahogado del Diluvio y la Palmera de los justos, es una de las imágenes sin marco y provenientes de los comentarios y exempla con que Beato ilustra el texto de S. Juan. En este caso representa al engaño y astucias en las palabras de los herejes e impíos, en el que deben evitar caer los fieles. La miniatura, esquemática pero de gran dinamismo, evoca todo el mundo de las fábulas, cuyo máximo exponente es tal vez el episodio de «Renart y Chantecler» en el Roman de Renart (s. XII-XIII) obra capital de la Literatura medieval francesa.
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