La pieza más antigua y valiosa de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz es una copia de Los Comentarios al Apocalipsis San Juan, de Beato de Liébana realizada por el presbítero Oveco en el Monasterio de Valcavado en el año 970. Se trata de un manuscrito mozárabe sobre pergamino mandado copiar por el abad Sempronio,...

Universidad de Valladolid

Curado por: Coleccion 02 Beato

Miniaturas

Imagen

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La gran ramera. (fol. 160v.)

Título: Comentarios al Apocalipsis, con varios prólogos e interpolaciones y seguido de la explicación del libro del profeta Daniel por san Jerónimo. Con miniaturas de Oveco
Fecha: 970
Signatura: U/Bc Ms 433
Formato(s): Manuscrito
Tema(s): Miniaturas

La miniatura ocupa un poco más de medio folio. En la plana domina el color rojo en la miniatura, en la ropa de los personajes, en el marco, en el título capitular y texto. Es un folio muy vistoso. La miniatura se divide en tres franjas, ocupando las tres figuras las dos superiores, amarilla y azul, sirviendo la roja, la mayor de base. La ramera viste de rojo y se sienta sobre un trono rojo. Su corona trapezoidal contiene una media luna hacia abajo sobre un fondo oscuro y borde rojo y el cáliz que ofrece a dos reyes se representa con el borde dorado y el contenido en rojo (se explica con el textos en la ilustración : ubi mulier reges propinat de calice pleno sanguine). Los reyes visten también al estilo árabe o persa, con algunos elementos en rojo. La mujer se sienta sobre un pedestal con un gran cojín o diván, con los pies y tobillos desnudos y adornados. Los ojos de los personajes se encuentran abiertos y desorbitados, queriendo probablemente representar la embriaguez. El miniaturista se ha preocupado de dar un aire orientalizante y decadente de la escena.

1.Entonces vino uno de los siete ángeles de las siete copas y me dijo: «Ven, que te voy a mostrar el juicio de la famosa prostituta que se sienta al borde de las grandes aguas; 2.con ella pecaron los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se emborracharon con el vino de su idolatría.» (Apocalipsis 17, 1-2)