
Ocupa toda la página. En la parte inferior se dibuja a Daniel tendido en su lecho, como consecuencia del encuentro y revelación del Ángel. En la superior, ya recuperado y mientras oraba sobre el altar, en la tarde, vuelve a recibir la visita del ángel que se representa volando y que le notifica los plazos de Dios.
27.Yo, Daniel, desfallecí y estuve enfermo unos cuantos días. Luego me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía perplejo por la visión, que no se podía comprender. (Daniel, 8, 27)
21.aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el personaje que yo había visto en visión al principio, vino volando donde mí a la hora de la oblación de la tarde. 22.Vino y me habló. Dijo: «Daniel, he salido ahora para ilustrar tu inteligencia. 23.Desde el comienzo de tu súplica, una palabra se emitió y yo he venido a revelártela, porque tú eres el hombre de las predilecciones. Comprende la palabra, entiende la visión: 24.Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebeldía, para sellar los pecados, para expiar la culpa, para instaurar justicia eterna, para sellar visión y profecía, para ungir el santo de los santos. 25.«Entiende y comprende: Desde el instante en que salió la orden de volver a construir Jerusalén, hasta un Príncipe Mesías, siete semanas y sesenta y dos semanas, plaza y foso serán reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos. 26.Y después de las sesenta y dos semanas un mesías será suprimido, y no habrá para él… y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados. 27.El concertará con muchos una firme alianza una semana; y en media semana hará cesar el sacrificio y la oblación, y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador.» (Daniel, 9, 21- 27)