Una ilustración que ocupa un poco menos de la mitad de la parte inferior de la página. Marco azul, con ribetes blancos entre dos marcos rojos con lises y picas en las esquinas. El fondo se divide en dos bandas, amarillo en el suelo y púrpura (que le confiere un gran dramatismo) en la superior....

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La derrota de la bestia (fol. 173v.)

Título: Comentarios al Apocalipsis, con varios prólogos e interpolaciones y seguido de la explicación del libro del profeta Daniel por san Jerónimo. Con miniaturas de Oveco
Fecha: 970
Signatura: U/Bc Ms 433
Formato(s): Manuscrito
Tema(s): Miniaturas
También en esta colección: Miniaturas del Beato

Una ilustración que ocupa un poco menos de la mitad de la parte inferior de la página. Marco azul, con ribetes blancos entre dos marcos rojos con lises y picas en las esquinas. El fondo se divide en dos bandas, amarillo en el suelo y púrpura (que le confiere un gran dramatismo) en la superior. En ella se representa la captura de la bestia y del falso profeta. En la esquina inferior derecha un ave negra (probablemente un ciervo) devora el cuerpo de un hombre desnudo y retorcido, en el suelo (que representa a los adoradores de la bestia muerto). La figura mayor sostiene a la bestia por los cuernos u orejas con una mano, mientras en la otra parece sostener una pala, en ademán de golpear. El apaleamiento del falso profeta se encuentra en menor tamaño y justo por encima, consiguiendo representar a un tiempo, con cierta perspectiva de profundidad, lo que acentúan las bandas ambas escenas.

19.Vi entonces a la bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos, reunidos para combatir contra el que iba montado en el caballo blanco y contra su ejército. 20.Pero la bestia fue capturada y con ella el falso profeta que había realizado maravillas al servicio de la bestia, engañando con ellas a los que habían aceptado la marca de la bestia y a los que adoraban su estatua. Los dos fueron arrojados vivos al lago del fuego que arde con azufre. 21.Todos los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo, y todas las aves se hartaron de su carne. (Apocalipsis 19, 19-21)