
Beato vuelve al relato apocalíptico indicando en el enunciado que se trata de la «Historia del décimo signo», que corresponde a la visión del Cordero sobre el monte Sión. La ilustración de Oveco es una de las más brillantes del manuscrito. La composición, colores y detalles de la apoteosis del cordero que se representa junto con los únicos a quienes les es permitido entonar el cántico nuevo con sus cítaras (en este caso sustituidas por instrumentos de cuerda en tres filas de tañedores de los cuales los de la parte superior están sentados). La gran composición, repite el esquema de tres bandas de color (naranja-tierra suelo, amarillo horizonte y verdoso cielo) es piramidal y ascendente en la parte inferior. En la superior a la que conduce, sobre la bóveda celeste, se representa el carro de la gloria dirigido por los Tetramorfos y rodeado de santos y profetas.
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1.Tuve otra visión: el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión y lo rodeaban ciento cuarenta y cuatro mil personas, que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre. 2.Un ruido retumbaba en el cielo, parecido al estruendo de las olas o al fragor del trueno: era como un coro de cantores que se acompañan tocando sus arpas. 3.Cantan un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender aquel canto, a excepción de los ciento cuarenta y cuatro mil que han sido rescatados de la tierra. 4.Estos son los que no se mancharon con mujeres: son vírgenes. Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya; estos son como las primicias, pues han sido rescatados de entre los hombres para Dios y el Cordero. 5.En su boca no se encontró de mentira: son intachables.. (Apocalipsis 14, 1-5)