La pieza más antigua y valiosa de la Biblioteca Histórica de Santa Cruz es una copia de Los Comentarios al Apocalipsis San Juan, de Beato de Liébana realizada por el presbítero Oveco en el Monasterio de Valcavado en el año 970. Se trata de un manuscrito mozárabe sobre pergamino mandado copiar por el abad Sempronio,...

Universidad de Valladolid

Curado por: Coleccion 02 Beato

Miniaturas

Imagen

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Cristo entronizado y el río de agua viva (fol. 183r.)

Título: Comentarios al Apocalipsis, con varios prólogos e interpolaciones y seguido de la explicación del libro del profeta Daniel por san Jerónimo. Con miniaturas de Oveco
Fecha: 970
Signatura: U/Bc Ms 433
Formato(s): Manuscrito
Tema(s): Miniaturas

Miniatura de página entera y enmarcada. No presenta un buen estado de conservación, sin embargo es de las más interesantes. Se trata de la visión teofánica que el ángel revela a Juan en lo alto de un monte. La miniatura se divide en dos partes, siendo la superior mayor. La inferior se divide en amarillo para la tierra y cielo en purpura. La representación de la escena obliga a una lectura en diagonal que parte de la esquina inferior derecha, en la que se representa al Ángel señalando hacia el cielo y acompañando a Juan. El resto de la parte inferior se ocupa con el río, los árboles de la vida y texto. En la parte superior, en el centro, se encuentra una representación bastante primitiva de Jesús, entronizado, con una túnica verde, dentro de una mandorla irregular decorada, rodeado por tres hileras superpuestas de arcos, dentro de los cuales se dibuja un personaje. Este conjunto representa la ciudad santa celestial. Del trono brota un grueso río azul que se extiende hacia abajo y termina en la esquina inferior izquierda.

1.Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero. 2.En medio de la ciudad, a uno y otro lado del río, hay árboles de la vida, que dan fruto doce veces, una vez cada mes, y sus hojas sirven de medicina para las naciones. 3.No habrá ya maldición alguna; el trono de Dios y del Cordero estará en la ciudad, y sus servidores le rendirán culto. 4.Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá noche. 5.No necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios mismo será su luz, y reinarán por los siglos para siempre. (Apocalipsis 22, 1-5)