
Boaistuau reunió, bajo el nombre de “prodigios” una colección de siameses, fantasmas, supersticiones y partos extraños. El ejemplar fue concebido como un manuscrito con ilustraciones que Boaistuau regaló a la reina Isabel I en 1559 y que luego se imprimió.
Este grabado pertenece al “Horrible monstruo engendrado en estos tiempos, con la decisión de la cuestión de si los Diablos pueden concebir”. Se trata de un monstruo que, según la leyenda, fue concebido en Cracovia (Polonia). Lo describen con ojos de color de fuego, la boca y la nariz como un hocico de buey y un cuerno semejante a la trompa de un elefante. Por senos presenta dos cabezas de mono y, encima del ombligo, dos ojos de gato y, tanto en rodillas como en codos, sendas cabezas de perro. Las manos y pies son de cisne y tiene una larga cola.
Solo viviría 4 horas y su figura contribuyó al debate sobre si los diablos podían engendrar, pues una criatura tan horrible no podía haber sido generada por simiente humana.